sábado, 1 de noviembre de 2008

TALLER DE ÉTICA 7-08-06


TALLER
DE ÉTICA - CUEC


Hemos dado
inicio al tercer curso programado para este año con la valiosa
presencia de la Licenciada Elsa Agüero y el profesor Esteban
Vergalito, quienes en una interesante charla nos introdujeron en el
tema convocante “desde una ética cristiana nuevas
figuras, nueva imágenes”.
Teniendo en cuenta que nos
quedan dos encuentros para reflexionar sobre esta temática,
los viernes 11 y 18 del corriente, queremos hacerles llegar este
material a todas aquellas personas que por diversos motivos no
pudieron asistir al primer encuentro.
Dentro de la propuesta de
este curso hemos apartado el viernes 25 para asistir al encuentro
convocado por la FAIE en el Istituto Evangélico Americano de
Villa del Paque, a fin de participar en el debate que se está
desarrollando a cerca de la ley nacional de educación, con la
asistencia de personalidades de nuestro país. La participación
a este debate la consideramos parte importante del curso ya que se
tratartán temas cuyos contenidos comprmeten la formación
y educación de las nuevas generaciones.


La vida de
cada ser humano es irrepetible e insustituible y cada cual tiene
derecho a disfrutarla del modo más humanamente completo.


Pero para
ser humanos tenemos que vivir entre humanos, es decir no solo “como”
los humanos, sino también “con” humanos. En ayuda
mutua, en igualdad de derechos, teniendo en cuenta a los más
débiles y aceptando que el “otro” es diferente de
“mi”.


Se
puede vivir sin saber grandes ciencias, hasta sin saber cosas tan
elementales como leer y escribir, sin embargo existe un saber que es
imprescindible; el de que ciertas cosas nos convienen y otras
no.


A
lo que nos conviene solemos llamarlo “bueno”, porque nos
sienta “bien”; otras, en cambio, nos sientan mal
y a esas les llamamos “malas”. Este es un
conocimiento indispensable para que nuestra vida pueda continuar.


Sin
embargo hay cosas, cuya conveniencia puede tornarse ambiguamente.
Puede ser en un momento buenas y en otro malas, o tener aspectos
positivos u otros negativos.


En el
terreno de las relaciones humanas, estas ambigüedades se dan con
muchísima frecuencia.


Una
relación que nos parece buena se torna en mala y otras que
empezaron mal terminan siendo un amor importante de la vida.


Saber
vivir no resulta tan fácil porque hay diversos criterios y
criterios opuestos respecto de qué debemos hacer.


Algunos
opinan que lo más noble es vivir para los demás y otros
señalan que lo mejor es que los otros vivan para uno. También
están los que creen, que tan solo hay que buscar la propia
conveniencia, no vivo para otros, tampoco otros viven para mí:
soy autosubsistente.


También
las motivaciones de la vida pueden ser distintas, para algunos lo que
cuenta es ganar dinero y nada más, para otros ser
profesionales prestigiosos, algunos cuidan obsesivamente la salud o
el tiempo libre, en tanto que muchos valoran especialmente la vida
afectiva o buscan la paz interior.


Si la vida
fuera algo completamente determinado y fatal, irremediable, todo esto
carecería de sentido.


Y
así llegamos a la palabra fundamental: la libertad. Los
animales no tienen más remedio de ser como son y hacer lo que
hacen porque están programados. Y los seres humanos, en cierta
medida también lo estamos. De modo menos imperioso, pero
parecido, nuestro programa cultural es determinante, porque
condiciona nuestro pensamiento, el lenguaje se nos impone desde
afuera y somos educados en ciertas tradiciones, hábitos,
formas de conductas, leyendas, prejuicios. Todo esto hace que en
cierta manera seamos bastante previsibles.


Aún
así, nunca tenemos un solo camino a seguir. Cuando hablamos de
libertad, tenemos que tener en cuenta:


Primero:
que no somos libres de elegir muchas cosas de lo que nos pasa (
haber nacido en tal día, de tales padres, en un determinado
lugar, ser lindos o feos, sufrir porque somos alcanzados por algún
fenómeno natural, etc.) sino libres para responder a lo que
nos pasa de tal o cual modo
(obedecer o rebelarnos, ser prudentes
o temerarios, vengativos o resignarnos, buscar soluciones o bajar los
brazos, apoyarnos en la fe y en la esperanza o enojarnos con Dios y
tratar de solucionar lo que nos pasa por nuestra cuenta)


Segundo:
Ser libres para intentar algo no tiene que ver con
lograrlo indefectiblemente. No es lo mismo la libertad que la
omnipotencia.


Cuanta
más capacidad de acción tengamos, mejores
resultados podremos obtener de nuestra libertad. Soy libre de querer.
La libertad es una fuerza en el mundo: es nuestra fuerza.


Muchos
dirán ¿cómo vamos a ser libres, si nos comen la
cabeza desde los medios de información, si el gobierno nos
manipula, nos engaña y las drogas nos esclavizan y además
no ganamos lo suficiente para vivir o comprarnos lo que queremos?


Entonces
como no somos libres, no podemos tener la culpa de nada de lo
que nos ocurra. De tal manera decir que no hay libertad, para no
reconocer que libremente se prefiere lo más fácil.


En
resumen: a diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres
y mujeres podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de
vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir conveniente
para nosotros y también para vivir en comunidad. También
podemos equivocarnos, de modo que es prudente fijarnos en lo
que hacemos y procurar adquirir un cierto saber vivir que nos permita
acertar.


A
ese arte de vivir, es a lo que se le llama ética.


Libertad
es decidir, pero también es darse cuenta de que
estás decidiendo. Lo más opuesto a dejarse llevar.
Y para no dejarse llevar no tienes más remedio que intentar
pensar dos veces lo que vas hacer. ¿Por qué hago esto?
Lo hago porque me lo mandan, porque es costumbre o porque me da la
gana? ¿Por miedo al castigo? ¿Por esperanza a un
premio? ¿O porque estoy esclavizado? ¿No sería
aconsejable informarme lo suficiente para decidir por mí
mismo?


Lo mismo
sucede con las costumbres. Si vivo rodeada de gente que tiene
costumbre de discriminar por ej: a los negros, a los pobres, a los
homosexuales, etc. ¿por qué tengo que imitarles?


Cuando me
interrogo acerca de mis caprichos, el resultado es parecido.


Es
importante aclarar que la ética de un hombre libre, nada tiene
que ver con los castigos o los premios repartidos por la autoridad,
sea humana o divina. El que no hace más que huir del castigo
y buscar recompensas, no es más que un pobre esclavo.


“Moral”
es el conjunto de comportamientos y normas que aceptamos como
válidos; “ética” es la reflexión de
porqué las consideramos válidos y la comparación
con otras morales que tienen personas diferentes.


¿Qué
se necesita para ser un hombre bueno? Para unos significará
ser resignado y paciente, pero otros llamarán buenas a las
personas emprendedoras, que no se acobardan a la hora de decir lo que
piensan aunque puedan molestar a alguien.


Se
puede ser bueno de muchas maneras y las opiniones que juzgan los
comportamientos suelen variar según las circunstancias. Habría
que estudiar no solo las circunstancias, sino también las
intenciones que mueven a cada uno. Con la mejor voluntad,
alguien puede provocar un desastre y ser tenido por monstruo, sin
culpa suya.


La vida
está hecha de tiempo, nuestro presente está lleno de
recuerdos y esperanzas. Por eso es importante ser capaz de establecer
prioridades y de imponer una cierta jerarquía entre lo que de
pronto me apetece y lo que en el fondo, a la larga, quiero.


En
la evaluación que hacemos de nuestro tiempo, no debemos dejar
de tener en cuenta, que lo que más vale es la relación
con el otro. Porque muy pocas cosas conservan la gracia en la soledad
y si la soledad es completa y definitiva, las cosas se amargan
irremediablemente. La vida humana es buena vida entre seres
humanos
o de lo contrario puede que sea vida, pero no será
ni buena, ni humana.


Cuando la
vida gira entorno a acumular cosas, quedamos atrapados. Pues la
verdad es que las cosas que tenemos, nos tienen ellas también
a nosotros en contrapartida. Lo que tenemos muy agarrado nos agarra
también a su modo. Nuestras manos no solo sirven para agarrar,
sino también para acariciar.


Cuando
tratamos a las personas como cosas, lo que recibimos de ellas también
son cosas, al estrujarlos sueltan el dinero. Pero de esta manera
nunca nos darán los dones más sutiles que solo las
personas pueden dar. No conseguiremos así la amistad, ni
respeto, ni mucho menos amor.


Los
humanos nos humanizamos unos a otros.


A veces
uno puede tratar a los demás como a personas y no recibir más
que traiciones y abusos. Pero al menos contamos con el respeto de una
persona: nosotros mismos... Defenderlo por lo menos en nuestro
derecho a no ser una cosa para los otros.


Muchas
veces se envidia a una persona porque posee muchos bienes, títulos,
belleza, porque se la evalúa desde afuera, sin pensar que esa
persona se puede estar muriendo por una enfermedad o de tristeza. Les
falta lo fundamental: el auténtico afecto, el auténtico
respeto, y aún el auténtico amor de personas libres.


Precisamente
la ética lo que intenta es averiguar, en que consiste en el
fondo, más allá de lo que vemos.


La
condición fundamental de la ética es la de estar
decidido a no vivir de cualquier modo, estar convencido de que no
todo da igual, vamos a morirnos antes o después. Consiste en
tener conciencia


De
lo que se trata es de tomar se enserio la libertad o sea ser
responsable. Lo serio de la libertad es que cada acto libre
que hago, limita otras posibilidades al elegir y realizar cada una de
ellas. Y ser responsable es sentirse auténticamente libre para
el bien y para el mal. Pero debemos apechugar con las consecuencias
de lo que hacemos.


En general
lo que más se observa es que, todos quieren dimitir de su
responsabilidad echando la culpa a lo malo que sucede alrededor, como
si el afuera pudiera manejarnos como marionetas. En realidad lo que
se tiene es miedo a la libertad.


Responsabilidad,
es saber que cada uno de mis actos me va construyendo. Todo lo que
hago va dejando huellas, en primer lugar en mí mismo y no
puedo asustarme o quejarme de lo que veo en el espejo cuando me miro.


Lo que
hace humana la vida es el transcurrir en compañía de
humanos, hablando con ellos, pactando, mintiendo, siendo respetados y
traicionados, amando, haciendo proyectos y recordando el pasado,
desafiándose, organizando juntos las cosas comunes, jugando,
intercambiando símbolos....


Por malo
que sea el otro, por peligroso, nunca deja de ser un humano. Si
alguien ha llegado a ser detestable, como sigue siendo humano, aún
puede volver a transformarse en alguien conveniente.


Muchos se
comportan de manera hostil y despiadada con sus semejantes, porque
tienen miedo, o soledad o porque carecen de cosas necesarias. O
porque padecen de la mayor desgracia de todas, de verse tratado sin
amor, ni respeto. Y la ignorancia aunque esté satisfecha de sí
misma, también es una desgracia.


Ponerte
en el lugar del otro es tomarle en serio, considerarle tan
plenamente real,
como a ti mismo.


No hay
cosa más ética que el bien vivir, el poder gozar de la
alegría, de la risa, en compañía del nuestro
semejante


En base a
estos contenidos se trabajó y reflexionó sobre estas
preguntas:


Ø     
¿Qué cosas buenas y que cosas malas hay en la vida?
Hacer una lista de al menos 10 elementos en cada rubro. 


Ø     
¿Cuándo una cosa buena se puede convertir en mala, y
viceversa? 


Ø     
¿Qué uso hago de la libertad para elegir lo que quiero
hacer o no? 


Ø      
¿En qué se apoya la decisión?


Ø     
¿Siempre que actúo lo hago libremente? ¿Cuáles
son las motivaciones conscientes y cuáles las que no domino? 


Ø     
¿Cómo influye el entorno? 


Ø     
¿Qué responsabilidad me cabe en lo que decido y sus
consecuencias? 


Ø     
¿Quién es el otro para mí? Elegir una situación
concreta y buscar una imagen que ilustre cómo veo al otro en
ese contexto. 


Ø     
¿Qué relación existe entre mis deseos y mis
actitudes/acciones? ¿Son siempre mis actitudes/acciones
acordes con mis deseos? ¿Por qué? ¿Es bueno que
en toda situación mis deseos y mis actitudes/acciones sean
coherentes? ¿De qué depende que sea bueno o malo? 


Ø     
¿Qué espacios de reflexión sobre estos temas me
doy/nos damos cotidianamente? Analizar desde la experiencia
individual, familiar, eclesial y social en general. 


Bibliografía:


Savter,
Fernando. “Ética para amador”, Ariel, Barcelona:
1991