sábado, 15 de noviembre de 2008

CUEC - ¡50 años! Lic. Graciela de Vita


El proyecto ecuménico y su incidencia en el Proyecto de la EC. Educación popular y EC. Las reformas del Sistema educativo.


50 años de la creación del Consejo Unido de Educación Cristiana.


El proyecto ecuménico.


Los primeros encuentros interdenominacionales se producen entre los últimos años del siglo XIX y primeros del S. XX. En 1910 se realiza el Congreso de Edimburgo que establece acuerdos sobre la tarea de evangelización, acuerdos no exentos de cierto imperialismo europeo de los cuales no participó América Latina.

En 1916 se reúnen las iglesias latinoamericanas en Panamá y se distribuyen los espacios de misión. El Cono Sur para las iglesias: Metodista, Discípulos de Cristo y Valdenses que ya se encontraban trabajando allí. También las iglesias alemana, danesa y holandesa estaban ya establecidas pero con predicación en sus idiomas y destinada a sus comunidades.

La Facultad Evangélica de Teología que reconoce antecedentes desde 1880 se crea….

Hacia 1920 surge la Federación Argentina de Ligas Juveniles (FALJE) que se extendió a toda el área del Río de la Plata y luego -20 años después- ULAJE.

En 1948 se crea el CMI. Nótese que es el mismo año de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Nacen juntos y tienen recorridos cercanos.

Un grupo de jóvenes pastores recién egresados de FET: Federico Pagura (IM), Wilfredo Artus,(IV) Ricardo Ribeiro (IV), Feliciano Sarli (IDC) y José Míguez Bonino(IM) dan su activa impronta a este movimiento desde el RdlP.

También Jorgelina Losada, primera pastora mujer, y educadoras como Anita Ceppolina (Metodista, uruguaya, laica) muestran su especial interés por la educación de los niños.

La I. Metodista publicaba la Revista La Aurora y la Revista Arco Iris dirigida por Julio Barreiro destinadas especialmente a los niños, para su educación cristiana. Los Billiken de la EC.

Todos ellos marcaban una impronta muy particular a las Iglesias del Río de la Plata influyendo en el propio CMI.

En el marco de estos movimientos y con este liderazgo se constituye una Comisión de Unidad del Río de la Plata entre metodistas, valdenses y discípulos de Cristo con eje en la FET. Buscan la renovación teológica y litúrgica y publican un nuevo himnario:
Cántico Nuevo.

De ese conjunto surge en 1958 el CUEC. Más adelante en los años 60 se crea UNELAM y de ella CELADEC (Comisión Latinoamericana de Educación Cristiana) , ISAL (Iglesia y Sociedad en América Latina), MISUR (Misión Urbana, reflejada entre nosotros en el CUNP – Centro Urbano Nueva Parroquia). Se buscaba la unidad
orgánica de estas iglesias.

No todos eran “nativos”. Colaboraron misioneras como Patricia Richardson (Met.) y Patricia Carter (IDC) que con líderes locales conformaron los primeros equipos de producción del CUEC publicando los primeros materiales conjuntos: la Revista Educación Cristiana, El Curso Básico de Educación Cristiana y estudios bíblicos para las congregaciones como Palabra Viva.

Se incorporan, más adelante, otras iglesias evangélicas como Luteranos, IRA, Presbiterianos y mucho más recientemente La Iglesia de Dios.
El CUEC anticipó desde su propuesta educativa una forma de encontrarse, compartir y producir que en los años 60 y 70 se reflejó en otras organizaciones ecuménicas de América Latina. La visión y sabiduría de nuestros padres apostó en primer lugar a lo educativo tanto en la formación teológica de sus ministros y laicos (FET) como en la formación inicial de los niños y adolescentes. ¿Tendremos hoy la misma claridad para encarar la misión de nuestras iglesias?



Perspectivas pedagógicas y paradigmas de la educación cristiana.


Décadas 60/70


El Curso Básico fue el primer material de Educación Cristiana de gran envergadura ya que constituyó un currículum completo para niños y adolescentes. Tomaba las edades de Jardín de Infantes, Escuela Primaria y Secundaria y estaba organizado según un criterio secuencial, graduado, de la enseñanza en base a la fuerte difusión en el mundo educativo de los avances de la psicología evolutiva y de la educación. Respondía en lo pedagógico a la denominada “escuela nueva” o “escuela activa” e implicó un intento de síntesis entre las propuestas Biblio-céntrica (evangelística) y paidocéntrica (liberal) que se desarrollaran previamente.

Implicó, para las prácticas educativas de las iglesias, un avance enorme respecto a las formas memorísticas tradicionales basadas en la repetición del “texto áureo”, es decir estrategias didácticas tradicionales y teologías “literalistas”. En esos años se había publicado, traducido del inglés por Beatriz Melano, El Ministerio Docente de la Iglesia, de J. D: Smart que constituyó una obra fundamental de orientación y formación de los
equipos que elaboraron el Curso Básico.

Valdría la pena hacer un trabajo minucioso de investigación de la organización de los contenidos y la metodología que se propone en este material porque revela un avance muy interesante tanto en el aspecto
teológico como en el pedagógico. Pueden observarse elementos del conductismo: se habla de “comprensión”,
“actitudes” y “habilidades” (la Taxonomía de Bloom se publica en esos años) y aparece un énfasis interesante en la diferenciación de los momentos de trabajo docente –meditación personal, planificación de propósitos, organización de contenidos (siempre bíblicos, pero no exclusivamente) selección de materiales y preparación del espacio de la clase, y durante la clase: motivación, explicación del maestro vinculada a la realidad, ejercitación / aplicación activa del alumno y evaluación. El nivel pre-escolar hace su propuesta con rincones.

Los libros para adolescentes avanzan sobre historia de la Iglesia y doctrina. Siempre aparecen recomendaciones bibliográficas para que el maestro profundice su conocimiento y su propuesta didáctica. No fue un material tecnocrático, riesgo de la época, si bien estuvo concebido como manual para guiar la práctica porque contaba con múltiples aperturas para su profundización.


Décadas 70/80. Dictaduras latinoamericanas.


El pensamiento de Paulo Freire y la Educación Popular penetran la reflexión de los educadores de nuestras iglesias y surgen nuevas preguntas y preocupaciones. La praxis de las comunidades comienza a diversificarse. Ya no se trata sólo de escuelas dominicales y tardes recreativas con devocional. Los educadores se insertan en otras modalidades de trabajo múltiples y diversas. La fe se constituye en desafío de transformación social
y las comunidades ensayan experiencias de educación popular. La Teología de la Liberación y la Pedagogía del Oprimido confluyen en nuevos proyectos educativos.

El CUEC recepciona y desarrolla estas inquietudes. Cuando las dictaduras importan la Educación Personalizada de García Hoz, pedagogo del franquismo, en nuestras congregaciones y en nuestras organizaciones ecuménicas se desarrollan espacios de resistencia, de alternatividad, de resguardo de la memoria y se busca la contención de los más dañados y la circulación de la palabra, el diálogo basado en la escucha atenta.

Recuerdo de estos años un Congreso de Educación Cristiana, en el que tuvimos oportunidad de encontrarnos a debatir y proponer acciones comprometidas para la EC. Es de estos años la Revista Encuentro, continuidad de Educación Cristiana .

La dinámica de CELADEC, de la cual el CUEC forma parte, influye fuertemente en esta etapa. Se publica el curso Nueva Vida en Cristo que el CUEC distribuye. Este material propone una organización pedagógica distinta al CB, todas las edades reflexionan juntas un mismo contenido bíblico, y los materiales aportan adaptaciones por edad de un contenido común a todos.


Décadas 80/90. Recuperación democrática y neo-liberalismo.


La Revista Encuentro había dejado de publicarse y retorna como Encuentro y Fe, con Elvira Romera como directora.

El CUEC se localiza junto a otras organizaciones ecuménicas muy comprometidas con distintas áreas de misión: CAREF, CLAI, ISEDET, WACC, y se comparten enfoques.

Se elaboran las guías didácticas para la educación cristiana, que acompañan la publicación trimestral de Encuentro y Fe.
Las guías responden a la lógica del material de CELADEC y se basan en estudios bíblico-teológicos elaborados
por profesores del ISEDET. El libro La palabra en el Mundo de Emilio Monti se acompaña de guías similares para su uso en las iglesias con todas las edades y una serie de estudios del CMI, Imágenes de Vida, también es acompañado por una producción que el CUEC recoge de la Iglesia Metodista y que tuvo una elaboración comunitaria que incluía una hoja de trabajo para los chicos y los adolescentes. En 1988 se publica Las Parábolas del Reino, siguiendo criterios similares.

Los encuentros y talleres de capacitación fueron una interesante muestra de cómo se utilizó la problematización de las propias prácticas y como se utilizaron metodologías de la educación popular en el trabajo con los jóvenes y adultos responsables de desarrollar proyectos educativos en las iglesias, con la expectativa de ofrecerles recursos y herramientas que se aprendían viviéndolas.

Cuando los estados se desguazaron por el neoliberalismo y todo se privatizó, o se midió con ojos economicistas, los proyectos de educación pública no quedaron exentos pero en las iglesias y las organizaciones ecuménicas se sostuvo una perspectiva pedagógica crítica y una teología coherente con ella.

Por supuesto que fuimos afectados: fuertes crisis económicas y desmovilización, momentos de “sálvese quien pueda” y subsistencia con mínima producción; añoranza de épocas de oro y desgaste de las pocas personas que siguieron sosteniendo la tarea, pero a pesar de todo la perspectiva crítica y las utopías de una educación cristiana transformadora continuaron.


El siglo XXI. Nuevas esperanzas en América Latina.


¿Qué significa hoy sostener la Educación Popular y la Pedagogía Crítica?


Sólo algunas puntas del rizoma:

  • Implica centralizar el análisis y la acción en los sujetos y sus comunidades.
    Conocer sus luchas y búsquedas para partir de ellas en todo proyecto educativo.

  • Implica desarrollar espacios de construcción colectiva, interdisciplinaria

  • Recuperar el valor del contenido, básicamente bíblico, y la enseñanza, además de sostener la construcción activa del aprendizaje.

  • Dudar, someter a revisión las certezas y valorizar la sensibilidad como conocimiento.

  • Recuperar las formas narrativas que permitan la organización del discurso del sujeto para contar su propia historia.

  • Plantear estrategias didácticas basadas en el diálogo (dispensa – escucha)

  • Revisar las lógicas de homogenización de grupos por edades u otras condiciones para proponer nuevas integraciones heterogéneas que permitan aprovechar la riqueza de lo diverso y la transmisión
    intergeneracional.

  • Evitar una suerte de “escolarización” de la EC para desarrollar formas alternativas igualmente sistemáticas y planificadas pero que desde su flexibilidad den lugar a procesos creativos.

  • Recuperar el rol profético de la educación, en términos de denuncia y anuncio.

  • Profundizar el ecumenismo en tanto proyecto plural, interjuego de diversidades, práctica intercultural, antes que molde diluyente de las diferencias, bajo la pretensión de una unidad que resulta ser hegemonía.

  • Celebrar la libertad humana para construir comunidades donde el sentido de la vida se multiplica entre todos en torno al mandamiento principal de JC.