sábado, 1 de noviembre de 2008

Hacia dónde dirigirnos 16-05-06


¿Hacia
dónde dirigirnos?


Este es
una fracción del aporte teórico de la Lic, Adriana
Murriello al Curso que el CUEC esta desarrollando sobre Educación
Cristiana “Hoy como Ayer”
Lo elegimos por su
practicidad y su profundidad en llevarnos a la reflexión a
cerca de nuestras propias prácticas.


(...)Foster
señala algunas líneas muy interesantes que no podemos
sintetizar aquí porque requerirían sintetizar su libro
todo. Sin embargo, podemos mencionar brevemente algunas de las ideas
que sugiere para evaluar la pertinencia y factibilidad en el terreno
de nuestras propias iglesias.


· Construir
comunidades de fe
en las que y a través de las cuales se
nutra el discipulado cristiano


· Construir
comunidades de fe
capaces de ayudar a la gente a hallar
significado religioso a sus tradiciones de fe en diálogo con
la explosión de nuevos conocimientos que los rodean, las
circunstancias cambiantes de sus vidas y las decisiones de vida que
deben hacer en semejante mundo en transformación continua.


· Construir
comunidades de fe
capaces de alimentar una esperanza
suficientemente vital como para invitar a otros a esta vocación
humana de alabar a Dios y servir al prójimo en beneficio de la
transformación de nuestro mundo.


¿Cómo
debería ser la EC para lograrlo? Algunas pistas que nos
sugiere el autor:


-    Rescatar
el carácter intencional de la EC en nuestras iglesias


Si
queremos incluir a otros en la celebración de la fe, es
necesario que se familiaricen con una cantidad de significados,
valores y prácticas. No hacerlo implica limitar de hecho sus
posibilidades de participación e integración a la
comunidad de fe.


-   
Considerar la necesaria sistematicidad de la EC 


Algunos
aprendizajes deben preceder a otros; hay aprendizajes que requieren
ser construidos sobre la base de otros previos. Hay conceptos que
pueden ser abordados a cierta edad y no en otras, etc.


-   
Una EC intencional y sistemática, si es efectiva, debe
sostenerse en el tiempo


Es
necesario acompañar el crecimiento de nuestros niños y
adolescentes, formándolos en su vida cristiana y ayudándolos
a integrarse a las distintas prácticas congregacionales, etc.


Foster
considera que la EC hoy debe apuntar a reunir tres características
fundamentales
:


-     Preparación
de la gente (niños, jóvenes o adultos) para la
adoración y para la misión: ¿
qué es
lo que es necesario saber para poder participar en libertad y con
sentido en un servicio religioso en esta congregación?,
¿entienden todos el orden de culto?, ¿qué
señales se dan a las personas nuevas para comprender las
prácticas de adoración en un culto?; por ej.


-     Compromiso
de la gente en las celebraciones de fe e involucramiento en acciones
de voluntariado y misión:
para ello es necesario conocer
también las características congregacionales y/o
denominacionales que llevan a que se tengan ciertas expectativas
respecto de la participación de miembros y simpatizantes que
participan. Estos aspectos no siempre están claramente
explicitados o enseñados.


-     Adoptar
una estrategia sistemática e intencional que permita llevar a
una reflexión crítica sobre la vida de fe
de la
congregación. Ello implica también compartir la
experiencia vivida en estos eventos y celebraciones, que es una
manera de ligar la experiencia propia a la de la “gran
historia” de la cual formamos parte.


(…)Por
otra parte, creo que no debemos tener temor de retomar algunas
prácticas de antaño, en el marco renovado de una EC
menos conservadora y más crítica. Me refiero, por
ejemplo, a la memorización de textos bíblicos harto
cuestionada en las últimas décadas, y consecuentemente,
caída en desuso. En realidad, creo que –una vez más-
hemos tirado el agua con el bebé adentro. ¿Por qué
se lo ha cuestionado? Conozco básicamente dos razones, porque
muchas veces la memorización se ligaba a prácticas
competitivas que podemos cuestionar en términos actitudinales
y de sentido; la segunda, porque en muchos casos la memorización
se planteaba como una exigencia de repetición acrítica
de un texto. Sin embargo, en lo personal, agradezco haber tenido
quien me invitara a memorizar textos bíblicos que en tantas
ocasiones han venido a mis labios para consolar a otros o a mi
pensamiento para reconfortarme en tiempos de angustia. La
memorización en este caso fue acompañada de una
reflexión acerca del sentido y significado del texto que hizo
posible su apropiación y posterior aplicación a una
situación concreta. Me animo a pensar que esa es la
experiencia de muchos de los que leen hoy estas páginas.
¿Podrá ser la experiencia de nuestros niños?
¿Vale la pena que lo sea?


Como
padres, ¿qué podemos decir de nuestra escasa
insistencia a nuestros hijos en lo que hace a su participación
en la iglesia, nuestra falta de palabra en términos de
sano interés por su vida de fe, nuestra dificultad para
enseñarles a orar o para verbalizar frente a ellos nuestra
confianza en el amor y la provisión de Dios cuando atravesamos
tiempos difíciles? ¿Cuántas veces hemos
compartido con ellos la reflexión acerca de situaciones
dilemáticas en lo que a decisiones se refiere y cómo
las vemos, analizamos y tratamos de resolver intentado ser coherentes
con nuestra fe?


Bibliografía:


 


Foster,
Charles: Educating congregations. The future of Christian
Education
. Abingdom Press; NashvilleUSA,
; 1994