sábado, 1 de noviembre de 2008

II Curso 21-06-06


II
Curso: Pensando la Educación Cristiana desde el cuidado de la
vida


Educación,
sexualidades y relaciones de género.
Una síntesis de
las exposiciones que se llevaros a cabo en los dos primeros
encuentros del 2º Curso.
Los mismos fueron desarrollados por
la Profesora Martha Weiss en el área educativa, Pastora Judith
VanOsdol desde la perspectiva de género y la Pastora Margarita
Tron desde la visión bíblica teológica.


“…La
escuela (la iglesia) siempre, aunque no lo expliciten es una
instancia de transmisión de contenidos referidos a la
sexualidad. Transmite ideas, creencias y valores de lo que es ser
mujer o ser varón, ser nene o ser nena y, por tanto, incide en
el proceso de sexuación de cada persona.


…Entonces
¿a quiénes compromete el tema de la sexualidad y la
educación? ¿Dónde aprenden los chicos? ¿Es
importante el “dónde”? ¿Dónde
preguntan los chicos? ¿Quién les responde? ¿Les
responden?


Estos
interrogantes nos ayudan a darnos cuenta de que el tema compromete a
todos los adultos que, por distintas razones, están
acompañando el proceso de crecimiento de los chicos. Y entre
esos adultos ocupan un lugar preferencial los padres y maestros,
aunque no sean la única fuente de información que llega
a ellos (los medios masivos también aportan lo suyo).


Lo que ha
vuelto más complejo el tema es el hecho que, en la época
actual, la gran visibilidad que adquieren los acontecimientos y su
difusión por los medios masivos hace imposible no referirse
explícitamente a él y obliga a tener respuestas a
preguntas que pueden resultar difíciles si no se las piensa
desde la perspectiva más amplia posible.


…Los
seres humanos despliegan su sexualidad en múltiples escenarios
y la escuela (iglesia) es uno de ellos. Por lo tanto, es de
fundamental importancia pensar no solo en los contenidos de la
“conversación educativa”, sino también y
muy especialmente, en los sentimientos y las emociones que se pongan
en juego en ese proceso y los comportamientos que esas emociones
induzcan.


…Sin
embargo se pueden proponer las siguientes líneas de reflexión:


a-     
Tal vez lo más importante al plantear el trabajo de al
Educación Sexual sean las nociones de contexto. La educación
no es más que un proceso de interacción en contexto y,
como tal, está sostenida por significados y prácticas
sociales embebidos en sistemas de emociones, sentimientos y estados
de ánimo.


b-    
Toda pregunta merece una respuesta honesta (que puede ser un “no
se”)


c-     
No considerar enemigo al que piensa o siente distinto. El gran
desafío de estos tiempos es, precisamente lograr la
convivencia con los que piensan y sientes de distinta manera.


d-    
No dejar afuera a los padres, a la familia en la construcción
de esta propuesta”


 


Desde
la perspectiva de género y la visión bíblico
teológica.


Ocuparse
de la sexualidad humana significa afrontar un problema central de la
vida, no es una cuestión marginal sino constitutiva de nuestro
ser.


El
discurso sobre sexualidad no es uno ni inmutable sino que está
sujeto a cambios.


El placer
sexual no tiene nada de malo ni perverso. No es posible la
satisfacción espontánea y desorganizada, porque vivimos
la sexualidad en el ámbito de una cultura que hace impensables
los comportamientos naturales y por sobre todo, porque se trata de un
encuentro de personas, lo que inaugura una instancia ética,
por lo tanto contextualizada y dialogal.


Ahora
bien, como podemos abordar este tema específicamente desde el
cristianismo.


Es
importante aclarar cual es nuestra cosmovisión, como
entendemos el mundo y nuestro lugar dentro de él.


Los
cristianos heredamos del pueblo hebreo una cosmovisión
positiva


La
cosmovisión de la cual partimos explica y establece la
realidad. Nosotros ante el caos vigente, el dolor, la injusticia, la
muerte, creemos que la fuerza creadora no estableció esto malo
sino que su acción fue el ordenamiento del caos, la armonía,
la belleza; no importa exactamente de que manera (por eso conviven en
la Biblia dos historias diferentes) importa ese sentido.


Respecto a
la sexualidad la insistencia en ambos mitos del haber sido hechos
“mujer y varón a imagen de Dios” en uno y “hacerse
una sola carne” en el otro, marcarían una valoración
de la alteridad sexual en un plano de igualdad que no deja de ser
sorprendente en textos que nacieron dentro de una cultura patriarcal.


El
principal mandamiento es amar a Dios con todo el corazón el
alma y la mente, asumiéndonos a nosotros mismos como un todo
para establecer nuestra relación con la divinidad y con las
otras criaturas.


Dios se
interesa por nosotros completos y nos ordena amarnos a nosotros al
igual que a nuestros prójimos, y Jesús señala
que no hay ningún principio mayor que estos.


Ustedes
han sido llamados a la libertad...


Debemos
tener presentes que el centro del mensaje evangélico es el
amor divino y el anuncio de liberación.


Las que se
encuentran en la Biblia son palabras muy antiguas que nacieron en
distintos contextos y en otras culturas pero son actuales porque
tienen una reserva de sentido y pueden ser continuamente
reinterpretadas.


No puedo
entonces en el campo de la ética, deducir de la Biblia una
moral prescriptiva.


Habrá
problemáticas que nos motivan a buscar una orientación
bíblica para nuestras decisiones éticas que eran
impensadas en los tiempos que abarca el canon bíblico.


Nos
corresponde a nosotros asumir la reflexión a partir del centro
del evangelio, es decir desde la acción-mensaje de Jesucristo
y tener la osadía de buscar respuestas que tiendan a lo bueno,
a la armonía, que se rijan por el principio del amor a Dios,
al prójimo y a nosotros mismos.


Considero
que hacer precisiones a cualquier costo sobre un terreno tan
discutible como la sexualidad humana es avasallar las conciencias.


Más
que reglas, lo necesario es caminar sendas justas que no hagan lugar
a imposiciones y exclusiones. Esta búsqueda en libertad debe
mantener nuestra capacidad crítica en medio de nuestra
sociedad individualista, violenta, consumista, patriarcal, que
desvirtúa al ser humano y por lo tanto a la sexualidad.


El
cristianismo debe exhortar a la sociedad a que ante cada tema que la
afecta busque los valores de la justicia, la verdad, la paz.


Encontrando
en el discernimiento que ofrece, tener la mirada centrada en Jesús
es el mayor aporte que podemos hacer.


Es
importante también tener presente que las respuestas que
busquemos estarán sujetas a nuestra falibilidad, porque ni uno
solo de nosotros es infalible.


La
sexualidad compromete nuestros valores de referencia, nuestras
actitudes y nuestras vivencias más profundas. Por lo tanto,
como todo otro ámbito de la vida, mediante ella experimentamos
nuestra espiritualidad, nuestra fe, nuestra posibilidad de
trascendencia. Nuestra experiencia de haber sido hechos personas
libres, a imagen y semejanza de la divinidad.


Es en este
instante, en nuestra vida, que Dios nos permite vivir con conciencia
de lo infinito, habiendo atisbado las bellezas del paraíso, de
lo bueno que quiere para su creación y nos invita a buscarlo
en todas las áreas de la vida.